Es verdad. Estoy a la puerta de tu corazón, día y noche. Aún cuando tú no estás escuchando, aún cuando dudas de que pueda ser Yo, Yo estoy ahí. Yo estoy esperando aún la señal más pequeña de tu respuesta, el menor susurro para invitarme, y que Me permitas entrar. Y quiero que sepas que en cualquier momento en que me invites, Yo vengo siempre, sin falta. En silencio y sin ser visto, vengo pero con poder y amor infinitos, y traigo los innumerables regalos de Mi Espíritu. Yo vengo con Mi misericordia, con Mi deseo de perdonarte y sanarte, y con amor por ti más allá de tu compresión. Un amor en todo tan grande como el amor que Yo he recibido del Padre ("Tanto como el Padre me ama, así os he amado…"[Jn. 15:9] ). Yo vengo ansiando consolarte y darte fuerzas para levantarte y sanar tus heridas. Te traigo Mi luz para disipar tu oscuridad y todas tus dudas. Yo vengo con Mi poder para llevarte a ti y a todas tus cargas; con Mi gracia para tocar tu corazón y transformar tu vida; y Mi pa
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